domingo, 28 de noviembre de 2010

Los Niños Están Bien

Los Niños Están Bien y yo también, en realidad no solo bien sino complacido. Hoy domingo 28 de noviembre, con una necesidad profunda de ir al cine, y es que llevaba semanas sin ver una película por la carga de trabajo. Terminando de comer nos dirigimos al Cinemex de Plaza Insurgentes esperando encontrar una película de la muestra. Cuatro de la tarde, boletos en mano para Los Niños Están Bien, sin expectativas, sin leer la reseña, sin ver el poster ni haber recibido opiniones de amigos, colegas o familia y con una hora de espera, nos dimos el gusto de comprar unas películas, unas revistas y un libro. Cinco de la tarde, ya sentados en la sala, una pequeña sala, pero llena hasta en las butacas de la esquina, sin avances de películas, ni comerciales, ni propaganda chaqueta contra la piratería, pensé: estoy cansado, ojalá no me quede dormido. Tardé 2 minutos en engancharme con la película, basto ver la situación familiar de un par de lesbianas de edad adulta con dos hijos adolescentes y que al primer beso de bienvenida de una de ellas después de un día de trabajo, nadie en el cine se espantara, ni se saliera de la sala, para que se me espantara el sueño por completo.

No pienso que sea la mejor película que he visto, ni tampoco creo que es la película del año, creo que la historia es ligera, se cuenta fluido, es honesta y está bien hecha, si bien el guión tiene dos o tres detalles predecibles, se le perdonan con las excelentes actuaciones de Julianne Moore, una de mis actrices favoritas, Annette Bening y Mark Ruffalo, quien se está convirtiendo sin duda en uno de mis actores favoritos, no necesariamente por esta cinta, pero si por la versatilidad de desempeño de su trabajo en los últimos años. Ya por último y sin afán de ser un recomendaror de películas, traten de perseguirla, les sacará unas cuantas lágrimas, varias risas y una visión de la sociedad del futuro que se nos acerca.

martes, 19 de octubre de 2010

¡Viva Zapata!

Desde que comenzó a interesarme el cine como profesión, hace ya unos 20 años, descubrí que la frase de Sócrates que dice: Yo solo sé, que no se nada, es verdad en todos los grados del conocimiento, con esto no quiero decir otra cosa sino que, cada vez más, uno descubre cosas nuevas que no tenía idea que existían y por uno hablo de mi mismo. Éste fin de semana tuve une experiencia maravillosa, asistí al FICM (Festival Internacional de Cine de Morelia) y se me presentó la oportunidad de ver una película que (aquí dejaré ver mi ignorancia) no tenía idea que existía. ¡Viva Zapata! De Elia Kazan con Marlon Brando y Antony Quinn. La verdad siempre he considerado a Marlon Brando uno de los mejores o el mejor actor que ha existido, aquí demuestra serlo sin duda aunque con gran competencia, ya que Antony Quinn, que interpreta al hermano de zapata, pareciera que le quiso quitar el título.

El sábado temprano llegamos a la taquilla del cine y sin saber nada de ninguna película que estaba en la cartelera y bajo recomendación del joven detrás de la taquilla compramos boletos para 4 películas en sábado y domingo. Entre los títulos recomendados estaba ¡Viva Zapata! Tanto yo, como mis acompañantes creímos que sería algún documental con motivo de los festejos del pinche bicentenario y centenario, pero no para mi sorpresa se suscitó la siguiente aventura:

A las 12:10pm del domingo empezó una experiencia genial de 113 minutos descubriendo una película que trata de la historia de nuestro héroe de la Revolución Mexicana y para mi sorpresa no fue una visión toda distorsionada de la realidad como generalmente sucede cuando los gringos cuentan historias de otros pueblos, para ser honestos, la película es una joya, mejor documentada, con más corazón y honestidad que varias de las películas históricas hechas por nuestros compatriotas, léase Alfonso Arau con su versión barata de Zapata, con Alejandro Fernández y Jaime Camil o Antonio Serrano que quiso ser muy original contando una historia oculta, mala y juiciosa del cura más famoso de México, Hidalgo.

Es verdad, cuando ves en la pantalla grande las películas, la experiencia se vuelve completa y viajas a esa realidad que cada una te muestra. Yo me sentí cabalgando al lado de Zapata, luchando por los derechos de los más necesitados y peleando contra todos por alcanzar sus objetivos. Admiraba a Zapata ya desde antes y me gustó verlo tan humano, tan real y tan cerca. Admiro a la gente como el, admiro nuestra historia, admiro el cine bien hecho, a Elia Kazan y el reparto al de ésta película que recomiendo a todos los que nos sentimos muy mexicanos. A los que no se sientan tan mexicanos, también les recomiendo que la vean, porque además de engrandecer a un gran luchador, recordarán un poco de lo que debimos haber aprendido en la escuela primaria.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hidalgo, mejor no hubieran contado esa historia

Si bien el cura Hidalgo no fue el héroe que todos deseamos que fuera, al final luchó por la igualdad de las razas y por una justicia que en México, no nos ha llegado.


Poco sé de la verdad acerca del cura HIdalgo como para cuestionar la historia jamás contada y no planeo con esto darle mala publicidad a la película, al contrario, me gustaría que muchos fueran a verla y se discuta el tema, porque la verdad, es que me quede con ganas de más.


Empieza y me quedo realmente impresionado con la actuación de un cura gordito que acusa al Miguel Hidalgo de Damian Bichir. Me pasa, normalmente, que me fijo mucho en las actuaciones que interpretan en roles pequeños actores desconocidos; mi teoría: entre mejor actúan los secundarios, mejor actúan los principales, llenan de verosimilitud la historia y te transportan al presente. Afortunadamente esa no fue la actuación que más me gustó, me encantó Cecilia Suárez y la transformación de su personaje. Me gustaron los músicos y en momentos hasta "El Tigre", como me gusta apodarle a Miguel Rodarte. Las Damas de la Vela Perpetua estuvieron magistrales, divertidas y bien manejadas.


No pienso que las actuaciones principales sean malas, solo que me quedaron a deber. De repente hablan con acento y forma de aquellos tiempos, de repente se expresan muy actuales. De repente tienen momentos magistrales y a ratos se salen del personaje para ser las estrellas to be del cine internacional.


No nombraré más, todo lo que no me gustó y lo me gustó de la película, que si fue mucho aunque no lo parezca. Pero quiero compartirles mi experiencia. Crecieron las expectativas con la crítica y las recomendaciones de mis amigos actores y directores que fueron a la premier y a la presentación a prensa, también de los que no son mis amigos, pero a quienes sigo en Twitter.


Y esperaba ver al verdadero Hidalgo que nos llevó al inicio de la guerra de independencia. Mucha fiesta, mucho juego y mucho teatro, pero me faltó la conspiración, ¿como, cuando y donde se juntaban?, ¿quienes?. Los planes y la verdad de aquel romance con Doña Josefa. La verdad esperaba un poco ver algo de la novela de Jorge Ibargüengoitia, Los pasos de López. Si bien el cura HIdalgo no era el héroe perfecto, fue un héroe porque realmente hizo algo. Me hizo falta ver lo que hizo, me hizo falta el grito y me hizo falta como, sin querer y gracias a su simpatía, cientos lo siguieron hasta entregar la vida por la patria que nunca verían independiente, pero que su descendencia heredaría. Para ver películas de amor de época bien hechas, no es necesario esperar 100 o 200 años, además que héroe, que hombre o mujer no la tiene. Me faltó y me quedé con ganas de más historia, de más verdad y no solo de un antecedente.


Lo digo como cinéfilo y como futuro realizador de cine mexicano. No soy crítico, ni pretendo reconocimiento, soy solo un espectador. Agradezco el gran esfuerzo, agradezco la dedicación, entre más trabajo en este medio, más valoro los logros que tienen los tercos y necios. Agradezco el logro de hacer cine, de hacer Hidalgo y de llevarlo a la pantalla para nosotros.


David Jasqui

miércoles, 16 de diciembre de 2009

A 11 meses de tu partida

Digamos que el tiempo lo cura todo, digamos también que lo que haces con tu tiempo es lo que ayuda a sanar las heridas y por que no, digamos que la vida sigue.

Pero el tiempo, lo que hacemos y la vida ya no es igual y tener que aceptar y lidiar con esto, no ha sido, no es y no aparenta ser fácil.

Como acostumbrarse en 7 días o en 30, o en 2, 3, 9 u 11 meses a no tenerte cerca, a no escuchar tu voz o el dulce silbido de tu llegada, ¿Cómo entender que tu caricia está lejana y que no tengo tu protección?

He intentado muchas cosas para entender, he intentado aceptar lo que pasó, no doy crédito de la velocidad con que el tiempo se ha ido, mismo que de vez en vez está pausado, esperando, a un lado mío que llegue un tren y me diga, sube, ven conmigo, pero no importa en donde esté y que esté haciendo, el tren no llega y recurre a mi el mismo sentimiento, similar a estar parado en medio de un vacío negro, la oscuridad del alma le he llamado a este sentimiento que desgaja el corazón, que se llena de lágrimas, que duele, duele y duele, que cada día duele más.

Y pierdo la fe cuando siento esto, pues la desesperanza y la ansiedad se apoderan de mi cuerpo y luego vienen las lágrimas, que no se producen de un golpe o un padecimiento físico, es cuando llora el alma, y ahí, en ese momento, cuando llora el espíritu es cuando he creído y es cuando hago caso a mi madre y hablo contigo, es cuando escucho con mi voz tus palabras de aliento, cuando se que estás conmigo.

PADRE y como todos los otros días, hoy te lo repito, te amo, te amo, te respeto y te admiro, sé que descansas en paz, aunque deseo que no hubiese sucedido y no porque te desee dolor, solo que te preferiría aquí conmigo, mucho ya se ha dicho de tu gran bondad, de tu humildad, nobleza y valentía, pero que repitan tus cualidades y que se quede marcada tu sonrisa en los ojos del mundo, que se escuche el eco de tu risa y que se sienta el amor que diste en los corazones de todos aquellos que estuvimos siempre contigo.

Nunca creí extrañarte tanto, te amo padre querido.

(escrito a mi padre en septiembre de 2008)

martes, 18 de agosto de 2009

Dichoso yo

Dichosos son aquellos que creen que tienen problemas, que lloran por sin sentidos, que compran para llenar sus vacíos; si tan solo se dieran cuenta que están vivos, que tienen salud, que la vida les sonríe, que tienen trabajo, que buscan amor, que la comida está a la mano y el techo y las cobijas los abrigan del frío y las cortinas los alejan del calor infernal.


Dichosos son aquellos que creen que sufren por el abandono, la traición, la perdida y el desamor, pues no se han dado cuenta que la verdadera carencia es la que mata, es la que obliga a robar, es la que vuelve loco al hombre que acecha al otro hombre con tal de no tener que mendigar. 


Dichosos son aquellos que se quejan de la soledad, porque no saben todavía que el peor de los castigos es no saber con quien estar, que comparten alegrías con los que pronto se Irán.


Dichoso yo, que en mi afán por encontrar la felicidad me he dado cuenta que no está en un trabajo, en una pareja, en una casa o en la amistad. La verdadera dicha está en que mi aprendizaje ha sido conocerme de verdad, saber mejor de mi, aprender de mi error para pronto mejorar. 


Dichoso yo, que en lamentaciones he encontrado quien me despierte a la verdad, en quejas he encontrado que en verdad no estoy tan mal, en lágrimas me he dado cuenta que el dolor es para mejorar, que quizás hoy no estoy como quisiera estar, pero que mañana estaré mejor porque al menos, sé donde no quiero estar.


lunes, 10 de agosto de 2009

La muerte tan imprudente

29 de julio de 2009


La muerte siempre tan imprudente, toca a la puerta cuando menos lo esperamos,

un año antes de retirarte de trabajar después de más de cuarenta de esfuerzo, un día antes de tu cumpleaños, en un viaje, unos días antes del nacimiento de tu hijo, durante el parto, durante la luna de miel y hasta durante un velorio, que imprudente la muerte es.


Nos enseñaron desde niños a esperarla, a esperar la muerte un día muy lejano, muy en el futuro, muy cuando ya no queramos vivir y aún a sabiendo que nos podía sorprender, no nos lo dijeron.


No nos lo dijeron, porque la muerte es muy dolorosa y así como un niño no debe entrar al cuarto de sus padres sin tocar, no vaya a ser que están teniendo relaciones, la muerte no debería de llegar sin avisar, hay algunos padres prudentes que ponen seguro a sus puertas, Dios, ojalá que pudieramos ser prudentes y poner seguro para que la muerte no pueda entrar.


La muerte es lo único que tenemos seguro, es hacia donde todos vamos, es sin duda el final del camino y el humano moderno, en su falta de entendimiento y en su completa negación crea historias de fantasia en donde atreviesa peligros, mares y montañas con tal de encontrar el elixir de la vida, la eterna juventud, la inmortalidad, y no solo eso, creamos personajes que puedan vivir para siempre, vampiros que han visto milenios, pero aún ellos, siempre mueren, porque al final del día son creaciones humanas, que saben que la muerte es el único fin.


No hablare de las cultura que alaban a la muerte, no hablare de aquellas culturas ancestrales que deseaban morir, que sacrificar era un privilegio, no hablaré de ellas, porque aunque se de su existencia, me considero inculto en el tema.


¿Qué si nos enseñaran a desearla? a que no está mal morir, ¿que si nos enseñaran que sucede cuando uno se va?. Es parte de nuestra vida y nos agarra igual en una bajada, en un atentado, caminando, comiendo, a las 80, a las 20, a las 2 o a los 14, claro que nos dicen que no es lo normal morir antes de ser grande y ver familia, pero pasa, en menor porcentaje si, pero no deja de ser normal morir sin llegar a viejo.


No quiero decir con esto que yo crea en lo anterior, pero la verdad, la desnuda alma dentro de mi, ha estado tanto en contacto con la muerte, que tiene tantas dudas, tantas quejas y tanto enojo, que no me queda más que hipotetizar y generar opciones que me den paz, no quiero hacer cambiar de parecer a nadie, solo quiero poner a pensar, quizas la muerte no sea tan mala, quizas no duela tanto y quizas debamos de aprender algo de su imprudencia.

miércoles, 30 de julio de 2008

de cine la vida - Capítulo 2 - el día D

Sentando de nuevo en el minúsculo escritorio del piso 21 en las oficinas de una de las franquicias más exitosas del momento, admiraba desde la ventana los diminutos elefantes que caminaban por el estrecho territorio que algún descerebrado gobernante les había dado hacía ya, ¿Cuántos años tiene el zoologico de chapultepec? Ni la menor idea. De regreso a mi computadora, minimizo el power point con la presentación que debo terminar y escribo en la barra de búsqueda de google las palabras: zoologico de chapul…  y no termino de escribir cuando mi jefe, ese incansable humano que yo más bien creo que es un robot programado a no descansar y destruir a través del stress a sus empleados y en general a la gente que lo rodea. RoboHuman gritaba mi nombre a través de los altavoces de los teléfonos, las trescienta y pico de personas que trabajan ahí se han enterado que mi presencia en su despacho, era requerida. Disparado corrí hasta su escritorio y me postré frente a él. Mientras escuchaba órdenes y mi mano las anotaba, comencé a sentir como me salía de dentro de mi y me materializaba en forma de holograma justo encima de la cabeza de RoboHuman. De pronto todo fue muy extraño, ya que el holograma comenzaba a hablar y aunque lo que salía de su boca, digo de mi boca, no no, de su boca, era ininteligible, para mi era necesario pellizcarme para despertar de ese sueño y poner atención a la interminable tarea que me encomendaban. Por más que me pellizcaba no despertaba, las palabras de mi holograma comenzaban a notarse más claras, comencé a sospechar que no era un sueño, pero aún no podía entender lo que decía, lo que si era seguro, es que ya no tenía idea de lo que debía entregar para hoy a las 6 de la tarde. Comencé a notar que RoboHuman trataba de llamar mi atención, carajo, ya se había dado cuenta de que no ponía atención, realmente quería despertar del transe y los pellizcos no lograron hacerlo, mi holograma negaba con la cabeza, abría y cerraba la boca, RoboHuman movía las manos y gritaba mi nombre, traté de concentrarme, un último pellizco bastaría, no, los pellizcos ya no servían, necesito despertar antes de que…, tomé el lápiz con el que debía de estar tomando apuntes, lo levante lo más alto que pude en el aire, RoboHuman me miraba en silencio, tratando de descifrar mi próximo paso, mi holograma negaba con la cabeza y gritaba ya muy claramente que no lo hiciera, pero no tenía de otra, perdería mi trabajo. Contemplaba la escena cuando el lápiz comenzó a descender desde lo alto y con gran velocidad logró su cometido, me levantó de aquel sueño enterrándose en lo profundo de mi brazo, un chorro de sangre salpico el Armani de mi jefe. Lo bueno es que el holograma había desaparecido y yo podía continuar tomando nota, no ya no podía, el lápiz estaba enterrado en mi, pero podía escuchar perfectamente a mi jefe que decía: loco, loco, ¿qué te pasa cabrón?. Traté de sacar el lápiz de mi brazo y cuando lo logré.

 

Abrí los ojos en lo que parecía ser una enfermería, mi holograma flotaba en el aire paralelo a mi y me miraba fijamente, era una sensación extraña, nunca antes me juzgaba a mi mismo, muy amablemente le solicité que me dijera lo que me trataba de decir y así lo hizo, muy tranquilamente me dijo: cabrón que renuncies, que no pierdas más tiempo y ¡Lárgate de una buena vez a vivir de cine la vida!